miércoles, 20 de julio de 2011

LLUEVE



Siento que llueve
en las ventanas de mi alma,
pero al acercarme solamente es brisa,
que ni refresca ni acaricia...

Llueve,
pero no suficiente para limpiar el polvo
que se aloja en las astillas de cada fragmento
que amenaza sucumbir...

Llueve,
pero tan leve que se convierte en lodo
en plomos espesos,
fantasmas perversos...

Llueve,
pero ya ni siento,
pero ya ni veo,
pero ya ni duele...

Llueve,
¿Por qué llueve cuando quiero una tormenta?
¿Por qué brisa cuando ésta no acaricia?
¿Por qué lloro y se me borra la sonrisa?

¡¡¡Mándame, oh Dios, un tifón,
un tornado o torbellino!!!
que a su paso quiebre el vidrio
tan sucio, astillado, tan podrido...

Ese vidrio en las ventanas de mi alma,
de tristeza sucio,
de culpa astillado,
de dolor podrido...

¡¡¡Que se quiebre de una vez por todas,
que sucumba y se haga añicos!!!
Caigan los pedazos a mis pies, entumecidos
de no andar, no avanzar, no corregir el camino...

¡¡¡Que se quiebre la ventana de mi alma,
que esta sucia, que no sirve, que me estorba!!!
Que se venga una tormenta,
y con ella, la consecuente calma...

(calma... calma... calma...)

Siento ahora la brisa,
la que refresca,
la que acaricia,
la claridad, la vida, la sonrisa...

Siento ahora el sol sobre mi faz,
el arcoiris de mi paz,
no existe más el astillado cristal,
al fin puedo ver...
¡¡¡Y caminar!!!